Autora

Glenda Ernst

Resumen

Los ensayos clínicos que no reflejan la diversidad de la población pueden producir resultados que no son aplicables a todos los pacientes o incluso eventos adversos inesperados. Esto es especialmente relevante para grupos raciales y étnicos, así como para personas de diferentes edades, géneros y condiciones socioeconómicas.
El Instituto Nacional del Cáncer informó de que existe una infrarrepresentación de algunas razas, etnias, ancianos y mujeres en los ensayos oncológicos patrocinados por las empresas farmacéuticas. Por ejemplo, aunque los pacientes ancianos representan aproximadamente dos tercios de los pacientes con cáncer, solo constituyen entre el %25 y el %30 de los participantes en ensayos clínicos. Existe una percepción de que los pacientes ancianos o aquellos con múltiples comorbilidades pueden estar en mayor riesgo de efectos adversos, lo que lleva a los investigadores a ser cautelosos al incluirlos en ensayos clínicos (1).
Para demostrar que la representación equitativa es factible, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) implementaron un programa denominado “All of US” (2). Su objetivo fue realizar un estudio de cohortes en el que aproximadamente el %50 de los participantes fueran los grupos infrarrepresentados. Sus resultados mostraron que los retos para lograr la inclusión deseada fueron métodos de compromiso de alto contacto, inversión de tiempo necesaria para la inclusión de las partes interesadas, inscripción de pacientes puramente digitales y estrategias de liderazgo entre el personal sanitario y los coordinadores del estudio.

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